Las vacaciones llegaron, creo que solo estuve en clases 2 semanas, pero en fin, bienvenido sueldo de octubre, y nada mejor manera para gastarlo que haciendo un viajecito modesto. A tres horas, por TGV, desde mi pueblo se encuentra Paris, la Ciudad Luz. Impresiona por su diversidad de gente, de todos los colores y aromas, debo reconocer que si es cierto, no hay nada mas hediondo que el metro de Paris, pero es un olor extraño, no es a suciedad corporal o también el conocido olor a rodilla, sino mas bien es un olor aun peor, como a podrido, a rancio, a viejo y a húmedo. Impresiona también, las distintas formas de movilizarse, la ciudad por debajo, esta taladrada por la enorme cantidad de túneles que conforman el metro y el TER, este último, transporte suburbano que lleva a las zonas más distantes que conforman la ciudad. La zona 1 corresponde al centro mismo de Paris y así se va alejando hacia la periferia, por estos días viviré en la zona 3, gracias al gentil auspicio de Jessica, lo que me obliga a comprar una carte orange, algo así como la Bip, por una semana que me permita movilizarme entre estas zonas.
La casa de Jessica ...
El metro ...
Jessica planificando las visitas ...
El metro de dos pisos ... 
Evitando que me pierda ...
Estacion de RER ...
Trotadora ....
Publicidad ...
Concorde ...
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